La depresión en adultos mayores

La depresión en el anciano se está convirtiendo en un importante problema de salud pública. Muchas personas mayores experimentan sentimientos de soledad no deseada en algún momento de su vida, ya sea por aislamiento o por pérdida de sus amistades.

Las personas mayores de 65 años que viven solas en el Estado son 2.131.500 (INE, 2020), representando más de un 43% del total de personas que viven solas. Además, la mayoría de las personas mayores de 65 años que viven solas son mujeres. La tendencia es que todas estas cifras vayan en aumento y cada vez más personas mayores vivan solas. No obstante, vivir en soledad es una realidad compleja: la soledad puede ser vivida de muchas formas y no siempre es negativa. La soledad elegida no supone un problema, pero la soledad no deseada sí que tiene consecuencias negativas para la persona que la sufre. También existen personas que viven acompañadas y, sin embargo, se sienten solas, a menudo con un sentimiento de exclusión y de falta de conexión con lo que les rodea (sociedad, entorno, familia, lugar en el que viven…)

Las personas que experimentan soledad, en general, tratan de aplicar estrategias para afrontar esta situación o minimizar los efectos negativos. Sin embargo, muchas veces es difícil salir de esta problemática por sí solas. Además, la soledad acrecienta los problemas de salud mental y aumenta la mortalidad por la comorbilidad de otros síntomas (insomnio, ansiedad, depresión…).

Por todo esto, es muy importante la prevención, detección e intervención de la problemática. Recuerda que es muy importante conocer el entorno vital de los mayores y también sus preferencias para así poder prevenir e intervenir eficazmente.

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